El lector, por Bernhard Schlink

martes, 27 de junio de 2017


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Editorial Anagrama | 208 págs. | 8.90 €


A los quince años tuve hepatitis. La enfermedad empezó en otoño y acabo en primavera. Cuantos más fríos y oscuros se hacían los días, más débil me encontraba. Pero con el año nuevo las cosas cambiaron. El mes de enero fue templado, hasta el punto de que mi madre me instaló la cama en el balcón. Veía el cielo, el sol y las nubes, y oía a los niños jugar en ele patio. Una tarde de febero oí cantar un mirlo.


El lector fue por primera vez publicado en Alemania en el año 1995 y se centra en la relación entre un joven de quince años, y su amante, que roda la treintena. Está ambientado en la posguerra tras el Holocausto nazi y la novela se centra también en los crímenes cometidos durante este periodo histórico y sus culpables. Es por tanto una novela que pretende inquietar moralmente al lector no solo con la relación amorosa entre los protagonistas, sino también en lo referente a los crímenes sucedidos durante el nazismo.


Esta obra es la tercera del autor alemán Bernhard Schlink, jurista, profesor y también escritor. Ha sido galardonado por obras como Nudo Gordiano, que gano el premio Glauser en 1985. El lector, que tiene ligeros toques autiobráficos ha estado en la lista de más vendidos del New York Times y ha sido el ganador de los premios Hans Fallada Prize (1997) o el Premio Laure Bataillon (1997), entre otros. En el año 2008 la novela será llevada a la gran pantalla, adaptada de la mano de Stephen Daldry (director de la conocida película Billy Eliott). 

La novela está narrada por Michael Berg, protagonista de la historia y se divide en tres partes: en la primera, nos narra los años de tórrido y secreto amor entre el Michael adolescente y la Hanna, más madura, en los años del holocausto nazi. Durante esta primera parte, los personajes no son presentados y el autor juega con el lector, presentándole una relación polémica debido a la diferencia de edad, así como, tóxica. Ambos personajes están perfectamente caracterizados, sobre todo el de Hanna, a quién conocemos a través de los ojos, pensamientos y sentimientos de Berg.

En la segunda parte, Michael es un estudiante de derecho que se reencuentra con su pasado cuando acude a un juicio: Hanna es una de las acusadas en un juicio junto con el resto de carceleras de uno de los campos de concentración nazis. En esta segunda parte el protagonista se ve inundado por los recuerdos del pasado compartido con la mujer que es ahora juzgada. Durante el largo tiempo que duran las sesiones en el juzgado el lector se asoma a la mente de Berg para ver sus cavilaciones y como se debate entre lo que su corazón, su alma y su cabeza albergan. Sus sentimientos de rabia ante el abandono de Hanna hace siete años, después de su relación, frente a la impotencia de ir descubriendo poco a poco trozos sueltos de la Hanna oculta, esa Hanna desconocida hasta para el protagonista. 

En este sentido, el autor también juega no solo con los sentimientos de Berg sino con un tema polémico y que representa una mancha en la historia de Alemania: los crímenes de guerra cometidos durante la dictadura nazi. La ética y la moralidad del lector y del protagonista serán puestos a pruebas por Schlink.

La tercera parte de la historia se centra en la correspondencia y contacto mantenido entre el protagonista y Hanna durante los años en que está es encarcelada (17 años). En esta última parte, asistimos a la correspondencia entre ambos protagonistas consistente en la lectura de libros en voz alta por Berg y enviados en cintas de cassette a Hanna, que no sabe leer. Así durante quince años, puesto que por buena conducta, se le reduce el castigo a Hanna. Al final, Berg y Hanna se vuelven a encontrar el día antes de la liberación de esta para redimirse de las culpas y todo aquello que parecían haberse guardado para sí.

Una novela, El lector, bien escrita, con un ritmo constante y sin ornamentaciones y páginas sin sentido. Una novela que se centra en la introspección del protagonista, Michael y sus sentimientos. La figura de Hanna está a la vez perfectamente dibujada e inaccesible, como se nos muestra durante toda la novela. Sin duda, ella es el protagonista que me hubiera gustado que narrara la novela. Tiene muchos más matices que Berg, más profundidad e introspección.

El lector una novela para disfrutar lentamente y que atrapa desde el primer momento, aproximándonos a una parte de la historia no tan conocida del Holocausto, menos para aquellos que estuvieron de parte del holocausto. Todos sabemos el final de los campos de concentración. Una obra que animo a leer y que espero, en un tiempo, volver a releer.

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